KO técnico para el turismo español

España esperaba salvar en parte su temporada estival promocionándose como un destino seguro frente al coronavirus. Sin embargo, el aumento de casos en el segundo destino turístico internacional hacen temer lo peor en el sector.

La decisión del Reino Unido de imponer desde el domingo una cuarentena a todos los pasajeros procedentes de España cayó como un mazazo para los apostantes, que tienen a los británicos como su principal contingente de turistas extranjeros con más de 18 millones en 2019, con un gasto medio de 995 euros, lo que representa unos 18.000 millones anuales.

Estos datos explican la magnitud del tsunami económico que se avecina para el sector turístico español al imponer Londres la cuarentena de catorce días a los viajeros procedentes de España (tanto españoles como extranjeros). La decisión supondrá un impacto negativo para la economía española de un 12% y un 13% de sus empleos al turismo.

Pedro Sánchez, presidente de España, criticó la medida tachándola de «desajustada, ya que el virus está avanzando principalmente en dos regiones: Aragón y Cataluña, pero está menos presente en otros destinos tradicionales de sol y playa, como son Andalucía y Comunidad Valenciana. Y mucho menos en las Islas Canarias o Baleares».

El ministro de Exteriores de Reino Unido, Dominic Raab, explicó que «los últimos datos que obtuvimos la semana pasada mostraron un gran salto de la pandemia en toda España continental. Se hizo una evaluación final el sábado y tomamos la decisión tan rápido como pudimos. Y no podemos pedir disculpas por hacerlo».

Las consecuencias son claras. El gigantesco operador británico TUI ha anunciado que suspende sus vuelos con España hasta el 9 de agosto, a excepción de Canarias y Baleares, que quedarían exentos de la prohibición ‘temporalmente’.

La «recomendación» británica se suma a la del Gobierno de Bélgica, que ha recomendado no viajar a seis comunidades españolas y ha prohibido a sus ciudadanos visitar Huesca y Lleida. Además, las autoridades francesas aconsejan «vivamente» evitar viajar a Cataluña. El Ejecutivo noruego, por su parte, ha vuelto a imponer, desde el sábado, diez días de cuarentena para todos los viajeros procedentes de España. Y el Gobierno autónomo escocés, que había levantado la cuarentena, la ha reimplantado al hacerlo Londres.

«Es un golpe muy duro. Para agosto había una esperanza por lo menos de salvar los muebles. Algunos destinos turísticos de la zona, como la ciudad de Benidorm, cuentan con hasta un 40% de clientes británicos», resumía el presidente de la región de Valencia, Ximo Puig.

El presidente de Cataluña, Quim Torra, aseguró este lunes que «importantes destinos, como son la Costa Brava o la Costa Dorada, no se ven afectadas por el virus y se puede viajar con seguridad, aunque admitimos que la situación es ‘crítica’ en Barcelona o Lérida, donde los ciudadanos son llamados a quedarse en casa».

Mientras tanto, la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, insistía en que «España es un país seguro»Fernando Simón, director del centro de emergencias sanitarias, declaró que «No creo que en España tengamos ahora mismo una transmisión descontrolada del virus (…) «.

Exceltur estima que la cuarentena británica puede costar 8.700 millones de euros entre agosto y septiembre al sector, que ya preveía reducir su facturación a la mitad en 2020.

La Confederación Española de Hoteles (CEHAT) denunció una situación «injusta (y totalmente ilógica» y defendió que los establecimientos españoles disponen de los protocolos «más estrictos de Europa».

Y ahora… ¿qué?

España se había esforzado para recuperar la confianza de los turistas y erigirse como un destino seguro frente a la covid-19.

Desde abril, en el tramo más duro del confinamiento, los destinos costeros elaboraron un amplio y costoso abanico de medidas: desde establecer medidas de separación en las playas o utilizar drones para vigilar su cumplimiento hasta instalar felpudos impregnados de desinfectante o realizar tests rápidos en la entrada de ciertos hoteles.

Pero cuando la epidemia parecía bajo control luego de un confinamiento más severo que en países vecinos, los contagios de coronavirus empezaron a crecer rápidamente gracias a la apertura de la «nueva normalidad», hasta triplicarse los nuevos casos en dos semanas.

En los últimos 14 días, España contaba con 40 nuevos casos por 100.000 habitantes contra 15 en el Reino Unido y Francia u 8 en Alemania.  En cambio, en cuanto a muertos, con 26 fallecidos en las últimas dos semanas, está mucho mejor que el Reino Unido (816).

Ante estas consecuencias, los inversores se han lanzado a vender acciones de las compañías turísticas que lideran las caídas en la bolsa española. La compañía IAG es una de las más penalizadas en el Ibex 35 con bajadas de un 9,24%, eDreams con un 8,10%; Meliá Hotels y NH Hoteles retroceden un 6,24% y un 5,22%, respectivamente; Amadeus, un 2,66%; AENA, un 1,9%…

Era bien conocido que cuando comenzó la ‘nueva normalidad’ tras el desconfinamiento, las comunidades autónomas habían de ocuparse de montar un eficaz sistema de rastreo y los ciudadanos debían respetar las normas para no provocar una recaída. Muchos no han cumplido el papel asignado y las consecuencias a la vista están.

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