A partir de hoy, todos los viajeros que quieran atravesar la frontera de Inglaterra deberán contar obligatoriamente con un test negativo de COVID-19.
Esta prueba deberá haber sido realizada 72 horas antes de su salida e incluye a los viajeros que lleguen a Inglaterra en avión, tren o barco.
Esta nueva medida no solo incluye a los extranjeros, sino también a los ciudadanos del Reino Unido. En caso de no contar con este test, se impondrá a los viajeros una multa de 500 libras esterlinas.
Solo quedan exentos de esta medida los transportistas, niños de 11 años o miembros de tripulaciones que viajen desde países que no cuentan con la infraestructura disponible para realizar las pruebas.
Además, la cuarentena de 10 días sigue siendo obligatoria. Sin embargo, los pasajeros que tengan un test negativo, tendrán la opción de reducir el período de autoaislamiento de 10 a 5 días pagando una prueba a través del esquema “Test to Release”. El esquema requiere que se realice una prueba durante o después del quinto día desde que abandonó el país de procedencia.
Solo quedan exentos de la cuarentena (no del test) los viajeros precedentes de países no incluidos en la “Travel Corridor List” (haz click para ver la lista).
Antes del embarque, los pasajeros deberán presentar a los operadores del transporte un resultado negativo de la prueba COVID-19, así como su formulario de localización de pasajeros. Las autoridades fronterizas inglesas realizarán controles aleatorios para comprobar la validez de los test a los viajeros.
La nueva medida responde a los cambios observados en la transmisión del virus tanto a nivel nacional como en todo el mundo. Y es previsible que la medida se traslade al resto de territorios del Reino Unido: Escocia, Gales e Irlanda del Norte.