Madrid lo ha conseguido. A la primera. El eje Prado-Retiro ya es Patrimonio Mundial. La Unesco ha saldado, al fin, así una deuda histórica con la ciudad, que hasta ahora era la única capital de Europa occidental sin ningún bien inscrito en la lista.

Tras siete años de trabajo y pese al dictamen de Icomos -la ONG que asesora al organismo internacional- que recomendaba presentar solo el paseo del Prado, desligado del Retiro, el ‘Paisaje de la Luz’ se une al Monasterio de El Escorial, el centro histórico de Alcalá de Henares, el paisaje cultural de Aranjuez y el Hayedo de Montejo. España es el tercer país del mundo con más bienes inscritos (48) en el catálogo de 1.121 sitios, pero quedaba este gran sueño por cumplir.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida; la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso; el ministro de Cultura, Miquel Iceta y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares Bueno, han seguido el examen del Comité por streaming desde el auditorio del Museo del Prado. El Ayuntamiento de Madrid tiene previsto un conjunto de celebraciones para festejar esta importante catalogación.

La gran baza de Madrid ha sido demostrar que su excepcionalidad reside en que que por primera vez se presenta un espacio verde en un entorno urbano. El modelo ilustrado y arbolado del paseo del Prado se exportó no solo a otras ciudades de España, como la Alameda de Hércules en Sevilla, sino también al otro lado del Atlántico, hasta México y Lima siglos después, algo que han destacado países como Brasil o Arabia Saudí, quienes han enmendado así lo expuesto por el representante de Icomos.

Pese a que la entidad consultiva expresó sus reticencias sobre la conjunción del Prado y El Retiro en el mismo bien, desde el Consistorio siempre han defendido que ambos enclaves han convivido 400 años juntos. Prueba de ello es la creación del Casón del Buen Retiro y del parque homónimo, donde en el siglo XVII, Felipe IV acaudaló la mayor colección de arte de la época. Este fue el germen del futuro Museo del Prado, donde aún continúan expuestas la mayoría de ellas.

Las ideas ilustradas de los Borbones a partir del siglo XVIII fueron el gran revulsivo del eje. Carlos III abre los jardines al pueblo y en su entorno se fusionan la investigación y la divulgación de las ideas. Seducidos precisamente por la naturaleza y la concentración de espacios para el arte y la ciencia, a lo largo del siglo XIX se instalan en el paseo otras grandes instituciones como el Banco de España, el Congreso de los Diputados, el palacio de la Bolsa, el Museo Naval, el Thyssen o la Casa de América, la estación de Atocha (antes, del Mediodía). En total, el eje es el epicentro de más de 21 bienes de interés cultural e importantes colecciones pictóricas. Todo un patrimonio que ya es de toda la humanidad.

 

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